Parece mentira que con el currículum viajero que cargo a mis espaldas cada vez que afronto un nuevo viaje siempre me estresen las dos mismas cosas. Por un lado qué y cuánta ropa echar en la maleta ya que no me gusta ir cargado, y por otro lado qué aparcamiento del aeropuerto elegir de entre las numerosas ofertas existentes.

Con el material fotográfico no tengo ese problema, porque sé sobradamente que el material que voy a usar pesa y ocupa poco. Ello se debe a que pasé de una cámara Full Frame (formato completo) a una Mirrorless (sin espejo). Ese cambio supuso ir cargado con menos peso y volumen tanto en la cámara como con los objetivos, lo que me permitió viajar de una forma más ligera y cómoda. Ahora solo viajo con mi Olympus OM-D E-M1 Mark III y dos de mis objetivos favoritos, el Olympus M-Zuiko Digital ED 7-14mm f/2.8 PRO y el Olympus M-Zuiko Digital ED 12-100mm F4 IS PRO.

Viajar ligero con los necesario

Siempre intento viajar ligero, con lo imprescindible y con lo esencial, dejando atrás todo aquello que pesa demasiado, que ocupa mucho espacio, abulta más o no hace falta. Con el paso del tiempo ya no pienso en el «por si acaso»; ahora solo pienso en “esto me va a estorbar”. Creerme, es un verdadero gustazo sentirse libre sin cargar tantas prendas de ropa o tantos cachivaches fotográficos tal y como hacía cuando comencé a viajar por el mundo.

El porqué me gusta llevar poca ropa en la maleta se debe a que prefiero moverme con poco peso tanto por el aeropuerto desde el momento en el que dejo el coche en algún parking como posteriormente en el destino subiendo y bajando al hotel el equipaje desde y hasta el coche de alquiler.

Elegir un buen aparcamiento en el aeropuerto

Para el caso del aparcamiento siempre me cuesta decidirme por reservar un aparcamiento cercano a la terminal de salida o por uno algo más lejano (más económico por lo general) y que tenga que subir a un bus para llegar a la terminal de salida de mi vuelo.

¿Y cuál es la mejor opción? He llegado a la conclusión que ambas opciones son buenas y que solo dependerá del aeropuerto ya que por ejemplo no es lo mismo el parking del aeropuerto de Faro (Portugal) que es pequeño, que el parking del aeropuerto de Barcelona que es inmenso.

Dejar tu coche en cualquiera de los 4 parkings presentes en el aeropuerto del Algarve es prácticamente lo mismo ya que cada uno dista del otro solo un minuto andando. Para el caso de Barcelona no, pues existen decenas de opciones para dejar tu coche bien dispares, y algunas de ellas tendrás que dejar tu vehículo bien lejos y por tanto necesitarás más tiempo hasta llegar a la puerta de embarque.

Eso es verdaderamente lo que me estresa respecto al parking del aeropuerto. En definitiva intento estudiar bien las distintas opciones para aparcar. Para dejar el coche en Barcelona siempre intento reservar con tiempo una plaza en el parking T1 de Barcelona, lo que me permite llegar sin prisas, sin estrés y sabiendo que el coche estará bien cuidado.

Y a ti, ¿qué te ocasiona estrés cuando preparas un viaje? Déjanos un comentario y cuéntanos todo aquello que consideres.