Nuestro viaje por el País Vasco comenzó con la visita a la costa de Vizcaya (Bizkaia), concretamente en Lequeitio (Lekeitio), a 55 km de Bilbao. Y vaya comienzo! Ocurrío toda una tragedia con… mi hijo, y por nuestra culpa. Olvidamos el chupete en casa. Y claro, su chupete es su chupete, no cualquier chupete. Durante toda la jornada no paró de llorar, a pesar de comprarle un modelo de chupete nuevo en cada farmacia por la que pasábamos. Cinco chupetes, casi 40 € de los mejores chupetes de las más prestigiosas marcas «globalizadas» pero… nada consolaba su pérdida. Con infinita paciencia pudimos finalizar la ruta prevista. Qué horror de llantos!!!

Nos contó Fran que siempre había sido un pueblo de grandes cazadores de ballenas, aventureros y navegantes… Se refería evidentemente a épocas pasadas en las que las manadas de ballenas se avistaban desde la costa y en la que los pescadores leikitiarras salían a su caza con sus arpones articulados.

Es tan evidente la tradición ballenera de Lequeitio que en su escudo dos personas observan desde lo alto de una torre la captura de una ballena arponeándola desde una pequeña barca y donde aparece el lema heráldico «Lequeitio, reges debellavit horrenda cetter subjecit terra marique potens» (Lequeitio, potente por tierra y por mar, captura reyes y horrendos cetáceos).

Lequeitio posee dos fantásticas playas amparadas por la isla de San Nicolás (imagen de abajo) a la que se puede acceder a pie con marea baja. Dicen que con la bajamar se forman pequeñas piscinas donde juegan los pequeños (seguro que muchos mayores también). Qué divertido!

Isla de San Nicolás, en Lequeitio

Aprovechando la tarde de precioso sol (sí, hay sol en Vizcaya, y a veces mucho) y temperaturas agradables, decidimos agilizar nuestro ritmo de visitas costeras desplazándonos hasta el puerto pesquero de Elanchove (Elantxobe). Elanchove tiene su origen allá por 1524 tras el asentamiento de un reducido núcleo de pescadores.

A pesar de tratarse de julio (por eso de las masificaciones), Elanchove me pareció un lugar realmente tranquilo y agradable. Como llenamos nuestras panzas de rico pescado en Lequeitio, Elanchove fue el lugar perfecto para disfrutar de uno de los momentos más esperados por mí cada día: el cafelito de la tarde.

Elanchove

Siguiendo con la ruta costera en Vizcaya, nos detuvimos en la playa de Laga. La playa de Laga está enclavada en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai y se sitúa muy cerca de Elanchove. Es con toda seguridad uno de los arenales más bonitos de la costa vizcaína y Euskadi (574 metros de arena fina y dorada). No puedo comentaros mucho de ella pues sólo nos detuvimos 5 minutos para contemplar su infinita belleza desde un mirador habilitado. Dicen que sus olas atraen cada año a miles de surferos y amantes de la vela y el piragüismo.

Playa de Laga

Avanzaba la tarde, debíamos darnos prisa hasta San Juan de Gaztelugatxe antes de caer el sol. Sin embargo, siendo conscientes de que, como dicen nuestros vecinos de Marruecos, la prisa mata, no pudimos evitar detenernos unos instantes ante estampas como estas. La foto está tomada desde la BI-3224 en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.

En la Reserva de la Biosfera de Urdaibai

Llegamos a la meta de la etapa 1 de nuestro viaje a Euskadi, la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Se localiza en lo alto de un peñasco costero en el término de Bermeo. Más que la propia ermita en sí, lo que más llama la atención es el lugar en el que se encuentra. El acceso a la isla es espectacular, pues hay que pasar desde un estrecho camino que parte de tierra firme hasta cruzar sobre las rocas por un puente de piedra de más de 200 escalones. La ermita data del siglo X (parece ser que es de origen templario). No pudimos acceder a su interior porque creemos firmemente en la creencia marroquí de que la prisa mata. En cualquier caso, quedamos más que satisfechos con el tipo de visita que decidimos hacer: sentarnos a esperar la puesta de sol bajo el silencio y la paz y armonía que nos engullía a todos… y el permanente llanto que mi hijo me regalaba por su terrible pérdida de chupete… por culpa de la pésima cabeza de su padre.

Relatos de otros viajeros #postamigo 

– La mochila de mamá: De ruta por Vizcaya 

– Las nuevas nadanzas de Robinjú: De Bilbao a San Sebastián en 6 horas (disfrutando de la costa, claro)

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