… y allí, desde lo más alto del acantilado, en silencio, frente a la inmensidad del océano atlántico y emocionado por la belleza de la vía láctea sobre el Arco de Marinha, pude comprender por qué el Algarve sigue siendo para mí el mayor tesoro de una Portugal que tanto me enamora.

No puedo evitar hablaros del Algarve, esa región del sur de Portugal que tanto me seduce y atrapa. Y es que, esos paisajes costeros de acantilados rocosos de tonalidad amarilla y esas playas de arena dorada y aguas verde azuladas siempre me hacen dar mil suspiros de admiración.

Hoy os traigo un artículo bien diferente a lo que viene siendo habitual cuando os hablo del Algarve. En este artículo no os hablaré de playas, gastronomía o costumbres portuguesas. Tan sólo compartiré con vosotros el resultado fotográfico de una breve escapada que hice la pasada semana a uno sus cientos de rincones mágicos y que es todo un símbolo del Algarve, el Arco de Marinha. Hasta allí me desplace la madrugada del domingo al lunes con la idea de fotografiarlo teniendo como telón de fondo la vía láctea.

¿Y por qué fotografiarlo bajo la vía láctea? No sé si recordaréis un artículo que publiqué hace dos años sobre aquellos fotógrafos de naturaleza que más me han inspirado a lo largo de estos últimos años. De entre las fotos que los 5 artistas me facilitaron para incluirlas en el artículo recuerdo cómo una de ellas me dejó realmente sorprendido; una foto que te adentraba en un ambiente mágico y romántico y que hacía transportarte a otro tiempo o lugar. La foto, cuyo autor es mi amigo Fran Moreno y que puedes ver en este enlace, mostraba la vía láctea en todo su esplendor sobre los restos de la vetusta Torre del Loro, torre almenara mandada a construir por Felipe II en el siglo XVI y ubicada en la playa de Mazagón (Huelva).

Desde entonces y hasta hace poco con cierta frecuencia ha rondado por mi cabeza copiarle la idea a este maestro de la fotografía y gran persona, pero en otro lugar diferente. Tuve claro que ese lugar diferente sería uno de los parajes más bellos de toda Portugal y en mi opinión, también del mundo. En este enlace de Google Maps puedes ver dónde se localiza el Arco de Marinha, el lugar elegido (junto a la Praia Marinha).

Hasta el Arco de Marinha me desplacé con Alberto Bouzón, a quién conocí hace poco. Alberto, gran fotógrafo andaluz, son de esos a quién nada más conocer sabes que juntos pero no revueltos podremos hacer grandes cosas, especialmente todo aquello relacionado con la fotografía. Su talento como fotógrafo no tiene límites y su obra, al igual que la de Fran, es de una calidad incuestionable. Alberto me acompañó aquella noche en busca del milagro de fotografiar la Vía Láctea sobre la estampa del Arco de Marinha. Os animo a descubrir la obra de Alberto en este enlace y la de Fran en este otro.

Hacer fotografía nocturna no es nada fácil, y mucho menos si pretendes plasmar la vía láctea en todo su esplendor. El problema es mayor aun si exiges tenerla justo detrás del objeto que pretendes fotografiar (sobre el arco Marinha, en mi caso) con determinado ángulo y a determinada altura. Como bien comentó Alberto, con ciertos cálculos estelares empleando compas, escuadras, tablas y ábacos del tiempo de las expediciones de Magallanes puedes conocer con precisión cuándo la vía láctea se situará en el momento y lugar que tú deseas. Menos mal que estaba Fran, quién nos propuso que nos dejáramos de tonterías y empleáramos una aplicación para móviles que permite calcular al instante la posición exacta de la Vía Láctea en cualquier momento y parte del mundo, una auténtica maravilla. La aplicación nos reveló que el milagro se produciría sobre las 2 de la madrugada del domingo al lunes.

Así que, cargado con pesadas mochilas llenas de cámaras, objetivos, baterías, linternas, disparador con cable, trípodes y otros cachivaches fotográficos, frontales, mapas, portátiles, mesa plegable, silla, ropa de abrigo, y como no, nevera en mano con bocata de tortilla y bebidas, recorrimos a oscuras un buen trozo del acantilado de la playa de Marinha hasta llegar al lugar con mejor perspectiva.

Tras muchas horas sobre el acantilado de Marinha, aumentando y bajando ISO, abriendo y cerrando el diafragma y disparando a diferentes velocidades y enfoques, los mejores resultados los obtuvimos a f2.8, exposiciones de 30 seg. e ISO 3.200 con la técnica de enfoque hiperfocal. No empleamos “light painting” para iluminar las zonas más oscuras. En mi caso, el equipo empleado fue una Canon 7D Mark II y Tokina AT-X 116 Pro DX AF 11-16mm f2.8 II.

Espero que os guste el resultado de aquella noche sobre el Arco de Marinha. Para que tengáis una referencia métrica deciros que el arco tiene unos 50 metros de longitud y unos 25 de altura. Abajo he puesto una foto tomada el pasado año subido a una zodiac sobre las 5 de la tarde para que podáis comparar. ¿Cuál os gusta más?

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